Es nada más atravesar la puerta de la entrada, cuando la atmósfera advierte que nuestra escuela es un lugar de transformación, donde se deja fuera lo que se fue… para una vez dentro empezar a ser.
El tatami, la armería, los muñecos de madera y las instalaciones en general están impregnadas del espíritu propio de una escuela marcial y desde el respeto por aquellos que han recorrido en su vida un camino similar al nuestro (antes que nosotros), buscamos mejorar a todos los niveles, a través de nuestro sentido de hermandad.
«Siempre que el Dragón y el Tigre se encuentran, esté atento, porque seguramente habrá conflicto. El alumno debe permancer vigilante para revivir y propagar las enseñanzas de Shaolin de modo que esta tradición sobreviva en las generaciones futuras»
Verso de Choy Fook entregado a Chan Heung